El programa Ruta 179 de Telemadrid nos visitó en 2014. Hizo un día fabuloso así que tuvimos la oportunidad de dar un paseo y contemplar las hermosas vistas del valle desde Cabeza Mediana.

Mientras Juan Pablo Lecocq explica cómo llegó este monte a manos de la Sociedad Anónima Belga de los Pinares del Paular el cámara divisa algo que se mueve ladera abajo. Pregunta -Hay un ciervo ahí abajo, ¿no? Tras unos instantes de duda ¿ciervo, corzo, cabra? la cosa no queda clara.

Bien, pues no es ni ciervo ni corzo. Es una cabra montés lo que allí se mueve. En el Pinar de los Belgas nos encontramos numerosos ejemplares a diario. Desde hace décadas campan a sus anchas por la Sierra de Guadarrama.

Varias cabras montesas en una zona rocosa del Pinar de los Belgas

Y es que en los años 90 fueron introducidas, tal vez sin medir bien las consecuencias. Al encontrar aquí un hábitat favorable con ausencia de depredadores esta especie se ha multiplicado rápidamente. Aquellas pocas parejas se han reproducido y hoy se estima que hay más de 2.500 ejemplares.

Ya desde 2014, tras un informe elaborado por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes, Forestal y del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid para la fundación Artemisan (vinculada al sector de la caza) vienen sucediéndose diferentes intentos para emprender acciones de control de la población de esta especie que actualmente triplica el máximo recomendado por los expertos. En algunas zonas se han llegado a superar los 45 individuos por kilómetro cuadrado, haciéndose evidente la amenaza para la conservación del equilibrio del ecosistema.

Sin embargo, a día de hoy no hay una solución clara. Lo diversos planes de gestión de la población de la cabra montesa siempre han venido sucedidos de controversia. Promotores y opositores (colectivos procinegética, ecologistas, técnicos expertos y animalistas) mantienen un cerrado enfrentamiento que lejos de encontrar soluciones eficaces agravan el problema. Algunas de las medidas, como el traslado de ejemplares al Pirineo francés o a el Valle de las Iruelas en Ávila, resultan cuanto menos exóticas. Lejos de solucionar el problema suscitan nuevas polémicas en torno a las cuestiones económicas derivadas de los acuerdos de traslado.

El Pinar de los Belgas es parte del ecosistema de la Sierra de Guadarrama. Hoy nadie pone en duda que gracias a su plan de Gestión Forestal Sostenible se ha logrado el equilibrio que garantiza su regeneración y conservación. Sin embargo el equilibrio es frágil y el propietario privado no puede hacerse cargo solo.

Mientras cada día crece el número de cabras monteses que erosionan en suelo, se alimentan de jóvenes ejemplares de árboles que brotan para preservar el manto vegetal, el problema sigue aún sin resolverse.

Seguir disfrutando de estos parajes exige también que seamos todos conscientes de esta realidad. Amigo camarógrafo de Telemadrid, diga cabra donde dijo ciervo y hagamos público un problema que nos afecta a todos para que entre todos consigamos que las administraciones pongan en marcha políticas valientes y decididas que obtengan resultados a largo plazo.

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